lunes, 24 de marzo de 2008

La musa en la red

¿Es posible decir que así como la musa aprendió a escribir ahora está aprendiendo a navegar? Es decir, así como hubo un paso en la antigua Grecia de la oralidad a la escritura, y luego con la imprenta, de la escritura al texto. ¿Ahora estemos en una nueva gran revolución que es el paso de los textos al mundo virtual de la Internet?

Eric A. Havelock manifiesta que con la aparición de la escritura en Grecia no solo supuso un cambio en el medio de comunicación, sino también de las formas de la conciencia griega. Esto viene a ser un tema central: el paso de los textos a la estructura digital que da la Internet.

Es pasar de un pensamiento basado en el poder de los textos, hallado en el anclaje físico, al nuevo poder de la información, en un anclaje virtual, que en este caso es la Internet. El poder no está en acumular conocimiento, a través de los libros, sino el acceder a mayor información. Información que finalmente proporciona de manera desmedida la red de redes.

Todo esto está íntimamente ligado a lo que Marshall McLuhan indica como los efectos psicológicos intelectuales del paso de la escritura a los textos. Fenómeno que también se dio del paso de la oralidad a la escritura y que hoy se da de la imprenta a la era digital.

Un claro ejemplo de estos efectos es la educación. Tal como lo describe Havelock los conceptos de educación general en la antigua Grecia tenían que adaptarse a la oralidad. Tenía que haber un vínculo entre los adultos y los menores para asegurar el aprendizaje, de generación en generación. El delito de Sócrates fue pedir que la educación se profesionalice. Con esto afectó el control social y político.

Dicho cambio de la educación se repite nuevamente con la alfabetización masiva y mundial que no se da con la aparición de la imprenta de Gutemberg, sino con la revolución industrial. Coyuntura en la que se determina una educación basada en la repetición y la obediencia, como instrumento de creación de consumidores y a su vez como nueva posibilidad de un control social.

Una vez más la educación vuelve a sufrir una nueva transformación al descartar este sistema de repetición y sin argumentaciones, para ingresar a una nueva etapa que se está definiendo. En donde los alumnos acceden a tal cantidad de información que se vuelve casi indigerible. Una educación basada más en la guía dentro de este mar de información antes que una formación para el aprendizaje de conocimiento desconocido.

Actualmente los maestros navegan por aguas oscuras, allí donde los alumnos nadan con los ojos bien abiertos y listos para tomar una nueva ola. Un aprendizaje en una era digital en donde nosotros, los migrantes digitales, intentamos comprender un mundo en que los niños (nativos digitales) son absolutamente libres.

Este migrante digital mantiene los mismos niveles de frustración que podía tener un antiguo griego en su intento de pasar de la poesía a la prosa. Tal como lo indicaba Havelock, la rivalidad entre la recitación y el canto y la escritura, no quitaba que existiera una convivencia permanente entre la oralidad y la escribalidad.

Muchas personas en la actualidad viven con un pie en el mundo textual y otro en el digital. Siguen coleccionando periódicos, discos y libros pero a su vez bajan música por Internet, navegan por páginas web y compran libros a través de tiendas virtuales. Sigue existiendo una valoración por lo físico y palpable pero entienden las ventajas de la virtualidad.

Las posibilidades de saber que el conocimiento no solo se guarda en letras impresas sino que la información puede ser compartida, creada y distribuida permanentemente a través de la red. El valor ya no está en lo material sino en lo virtual

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